lunes, 26 de octubre de 2015

TEMBLOROSO

TEMBLOROSO

El eco del piano
retumba en las paredes de mi corazón,
las teclas se tornan otoño
en cada movimiento de reloj.
Se acelera el pulso del pianista
y se detiene la respiración
del que huye.

Achacamos a la niebla la ceguera
cuando es nuestro subconsciente
el que ha perdido el don de la verdad.
Qué será del noble instrumentista
cuando ya no queden noches en las que componer
melodías de fantasía
en un mundo tan sumamente cruel.

Intenta desatarse,
los dedos del manipulador
y las palabras del dolor.

Corre,
siempre mirando hacia adelante
sabiendo que no logrará escapar
del pasado errante.
De Bach,Chopin o DeBussy.

Cada pluma arrancada de su espalda
es un recuerdo perdido
y un tormento añadido.

Cuando te detienes
porque ya no hay más camino
y tus pulmones te piden oxígeno,
hay dos opciones:
dejar que te atrape lo que te aterra
y combatirlo soñando
o,saltar como un ángel caído
desde el acantilado apodado
“exilio voluntario”.

Se acabó la noche,
ya cierra el bar
y los párpados echan la persiana
que crea el romper de las olas.

El pianista decide
llevarse a cuestas el insomnio
cerrando los ojos
con la banda sonora
del viento todopoderoso
arrasando su mayor temor,
el de amar solo.
Tembloroso,
lleva a cabo su obra maestra,
y la titula honorando a su pulso.

                                           Aida Santos Parra