martes, 8 de marzo de 2016

TÓPICO.


Raímos las superficiales trivialidades del amor
y nos ahogamos entre las arrugas y grietas
gracias a la incerteza de la pasión,
la que nos profesábamos recíprocamente.

Éramos vehementes.
Tú,imperecederamente.
Yo,sólo si me hostigan.
Mas al fin y al cabo éramos la misma faceta de la Luna,
la que  no irradia brillo.

Las válvulas del corazón se clausuraron
al recordar como nos conocimos.
Tú,
siempre esperando en la esquina del bar,
sobrio.
Y yo,
siempre ebria del tiempo apremiante.
Pero el segundero se despedazó
saturando el espacio-tiempo
porque se me cayó una moneda al helado asfalto y al incorporarme lentamente tú ya habías clavado tu curiosidad en mi torpeza.

Mis ojos se reflejaron en los tuyos,
apenas unos segundos,
en los que quedé deflagrada 
por los sentimientos y pensamientos.

Llegué a vislumbrar el ahondamiento de nuestro lazo
y sé que tú también,
porque el temporal de tus pupilas
no se encabrita si no ve algo
que es una profecía inverosímil.

Y tan rápido como la chispa
de la conexión se extravió,
tú te perdiste en tu rutina
y yo en la mía.
Insalvables.

La cobardía es lo que suscita,
tópicos.
El nuestro fue el de una vida utópica.
Porque ambos decidimos
seguir anegándonos
en cataclismos separados.

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